Gastrocapitalismo extremo

¿Quién decidió que la información sobre los restaurantes con Tres Estrellas Michelín debía ocupar su espacio en las secciones de Cultura de los medios de comunicación? De hecho, ¿por qué se le concede un espacio informativo tan preeminente a la altísima gastronomía, cuando resulta inaccesible para el 99% de la población, la gente normal y corriente?

Tener un Van Gogh o un Picasso en propiedad también resulta bastante caro, pero se puede disfrutar de ellos en los museos. Ocupar un palco en el Teatro Real para la temporada de ópera no es especialmente accesible a todas las economías, pero ahí están los discos y los Blu Ray, para matar el gusanillo.

 

Ronaldo y Messi cobran cantidades indecentes de dinero, pero los aficionados pueden disfrutar de su juego un par de veces por semana y a Vargas Llosa también le pagan sumas enormes por sus libros, pero resulta muy barato leer sus novelas y ensayos.

 

Sin embargo, ¿ha estado usted alguna vez en un restaurante triplemente estrellado? ¿Tiene reserva en el Celler de Can Roca o en el DiverXO de Dabiz para las próximas semanas? ¿Cuánta gente podrá ir al Bulli cuando abra de nuevo sus puertas?

No importa. Porque, cada vez más, esos restaurantes que sirven menús imposibles y cobran cientos de euros por comensal son noticia y sus responsables tienen infinitamente más presencia mediática que cualquier médico, profesor o científico.

 

Conste que adoro comer fuera de casa. Y que me encanta comer bien. Reconozco sin rubor que, si me lo pudiera permitir, gastaría más dinero en los muy buenos restaurantes de nuestro entorno. Pero una cosa es la buena gastronomía y, otra muy distinta, la gastronomía virtualmente inaccesible.

 

Así las cosas, el capitalismo extremo ha convertido a los grandes chefs en sus abanderados, elevándolos a la categoría de celebradas estrellas mediáticas… cuando su producto está vetado al 99% de la población que sigue con pasión sus andanzas, aventuras y desventuras. ¡Como si alguna vez fuéramos a probar sus emulsiones, esferificaciones o deconstrucciones!

Toda una estocada…

Insisto: me parece muy bien que en España haya excelentes restaurantes de superlujo y de categoría excepcional que copen las listas de Cielos y Estrellas. Lo que no entiendo es que sus responsables sean ídolos mediáticos. Al menos, los que emplean mano de obra barata en condiciones más precarias que las ofrecidas por las vilipendiadas cadenas de comida rápida.

 

Jesús Lens