Esperanza en el cine

Ahora mismo hay en cartel una película de estreno, “El otro lado de la esperanza”, que deberían ustedes ver. La proyectan, por supuesto, en el Madrigal, ese foco de resistencia cultural por el que los cinéfilos tenemos que dar gracias, un día sí y otro también.

La película es finlandesa. O finesa, como se dice ahora, mucho más finamente. El director, Aki Kaurismaki, es uno de los grandes del cine europeo contemporáneo y  lleva sorprendiéndonos desde hace décadas con un cine personal, reconocible y a contracorriente. Cine con marchamo de autor. De autor con mucho que contar, ojo.

 

Porque Kaurismaki, más allá de su estilo aparentemente gélido y minimalista, es un tipo que cuenta historias de las que llegan al espectador. Y eso que, siempre que se habla de los países nórdicos como paradigma de la felicidad universal, yo me acuerdo de la impresionante y demoledora “La chica de la fábrica de cerillas” para rebajar ese entusiasmo. ¡Véanla, veánla, y sean testigos del lado amargo del sueño socialdemócrata!

Con “Le Havre”, Kaurismaki daba un golpe de timón a su laconismo habitual y sus personajes parecían más cálidos de lo normal, al contar la historia de amistad entre un viejo escritor bohemio retirado y un chavalito negro, inmigrante enfrentado a la aplastante burocracia del estado francés.

 

En su nueva película, el cineasta vuelve a su Finlandia natal y a unos personajes que parecen rozar el autismo. Como Wikhström, que a sus 50 años, ha decidido cambiar de vida y hacerse cargo de un restaurante. Al que llegará Khaled, un refugiado sirio que trata de sobrevivir en las calles de Helsinki una vez que su solicitud de asilo ha sido denegada.

 

El cáustico y ácido humor de Kaurismaki y lo poco expresivo de sus personajes puede sorprender, de entrada. Pero les aseguro que terminarán amándolos, a la mayoría de ellos, sin que sea necesario utilizar los métodos habituales para conseguir el enamoramiento del espectador.

Integridad, ética, compromiso y solidaridad no requieren de grandes proclamas ni de gestos homéricos. Cada uno, en nuestro día a día, de forma sencilla, callada y discreta, podemos actuar de esa manera. O de la contraria. Y de eso es de lo que habla “El otro lado de la esperanza”, una estupenda película, de esas que justificadamente acuñan el apelativo de “imprescindible” y que ustedes no deben perderse.

 

Jesús Lens

Feria del Libro en clave Noir

Me preguntaban de la Feria del libro de Granada, que alcanza ahora su ecuador, por una recomendación literaria para estos días. Elegí “Piel de topo”, la novela más reciente de Jon Arretxe, publicada por la editorial Erein. Y daba mis razones: se trata de una novela negra que aborda el género tal y como yo lo entiendo, iluminando los rincones oscuros de nuestra sociedad, sacando a relucir sus contradicciones y mostrando las grietas que la amenazan: racismo, corrupción, gentrificación, precariedad… Y es que Toure es mucho Toure, como ya comentamos aquí, en esta misma sección.

Paseando estos días por las casetas de la feria, he visto muchas novelas de autores adscritos al Noir que no suelen decepcionar y que, por tanto, les aconsejo que compren… y lean.

Empecemos por uno de los grandes baluartes del género, el griego Petros Markaris, figura de talla internacional que acaba de publicar “Offshore”, en Tusquets, protagonizada por uno de nuestros personajes favoritos: el comisario Kostas Jaritos, enfrentado a un caso de corrupción y blanqueo de capitales. ¿Ven lo que les decía? ¿Es posible un género narrativo más apegado a lo que pasa en la calle… y en los despachos del poder?

 

Lean, lean a Markaris para saber qué es esto de la Crisis, qué la provocó, que efectos y consecuencias ha tenido… y si podemos darla por enterrada. Aquí escribimos de él, por ejemplo.

Otro grande de las letras negras internacionales, el galo Pierre Lemaitre, vuelve a las librerías con “Recursos inhumanos”, en Alfaguara. Si el título ya es suficientemente expresivo, atentos a la pregunta que nos plantea la novela: ¿Puede el paro convertirnos en una bomba de relojería? Y, de inmediato, la respuesta: “Con humor, crudeza y un realismo brutal, Lemaitre explora el lado más inmoral del mundo empresarial y los efectos perversos que el desempleo puede llegar a tener en cualquiera de nosotros”.

Reconozco que mi relación –lectora- con Lemaitre no es sencilla. En ocasiones lo he amado hasta el paroxismo y, a veces, he sentido unas irrefrenables ganas de romper con él, romper las páginas de sus libros y hasta de romperle… bueno. Dejémoslo ahí. Lo que está claro es que el ganador del premio Gongourt de 2013 no deja indiferente a nadie y que esta “Recursos inhumanos” promete emociones fuertes. (Aquí, argumentos a favor y no tan a favor de Lemaitre)

 

Pero volvamos al Noir patrio, al más cercano y de andar por casa. Empezando por ese “Cine Aliatar” publicado por la granadina editorial Valparaíso y que José María Pérez Zúñiga presentó hace unos días, en loor de multitudes. Yo ya lo tengo. Y estoy loco por hincarle el diente. Que el protagonista es un enfermo de cine cuya vida tiene varios misterios por desentrañar.

No tardaré en contarles qué tal. Y si todavía no la he emprendido con ella es porque estoy en mitad de “Mientras mueres”, un thriller de Javier Hernández-Velázquez, publicado por Alrevés, cuya trama trascurre entre varias ciudades alemanas: Berlín, Colonia, Mönchengladbach… y Santa Cruz de Tenerife. Y es que, en el futuro distópico planteado por el autor, las Islas Canarias pertenecen a Marruecos, pero siguen acogiendo a una nutrida colonia alemana… (Aquí, más sobre Javier)

También me he hecho con todos los tebeos de Antonio Altarriba, desde “Yo asesino” a “El perdón y la furia”, una recreación de la figura de Ribera encargada por el mismísimo Museo del Prado; pasando por sus dos obras biográficas, publicadas por Norma: “El arte de volar” y “El ala rota”, de la mano del gran dibujante Kim. Y, hablando de cómic, el jueves a las 20 horas se presenta en la Feria del libro una novela gráfica con trazas de apasionante: “Camus. Entre justicia y madre”, de José Lenzini y Laurent Gnoni, igualmente publicado por Norma. De la mano de la Fundación Tres Culturas y de la Alianza Francesa de Granada, es una de las citas obligatorias para estos días. Aquí, toda la información.

Además de todo ello, estoy encantado de que una nueva, joven y dinámica editorial haya abierto sus puertas en Granada: se llama Artificios, su responsable es la incansable Ana Morilla y, entre sus primeros títulos, “La tercera planta”, ópera prima de la joven escritora Patricia Moreno, una mezcla entre género negro y novela de amores, sexo, celos y venganza que podríamos denominar como Romantic Noir, en la línea de la obra más reciente de la periodista Marta Robles: “A menos de cinco centímetros”.

Si es usted, amable lector, seguidor habitual de esta sección, a buen seguro que ya se habrá hecho con las novelas de Francisco Gómez Escribano y Pere Cervantes, “Manguis” (Erein) y “Tres minutos de color” (Alrevés), de las que hemos hablado con anterioridad, mucho y bien. Y con “Los ángeles de hielo” de Toni Hill, publicada en Grijalbo, o con las novelas de Empar Fernández y Juan Ramón Biedma, publicadas por Off Versátil. Como tampoco habrán dejado pasar las novelas de Carlos Bassas del Rey, que la última, “Mal trago”, enlaza con lo que escribía al comienzo de estas líneas.

Sí. Es complicado estar al día de todo lo que se publica en el universo del Noir. Fíjense la cantidad de nombres que hemos deslizado en estas líneas. ¡Y no hemos hecho referencia a ningún autor americano, ni del norte, ni del centro ni del sur! Por no citar, no hemos citado ni a un solo nórdico…

 

Y es que universo literario negro y criminal es tan amplio, variado, vasto y polifónico que… ¡no se termina nunca! Afortunadamente…

Por cierto: ¿saben ustedes qué maestro histórico del género negro español y muy, muy cercano a nosotros; está a punto de publicar nueva novela? Pues permanezcan atentos a estas páginas. La respuesta, muy pronto.

 

Jesús Lens