Toni Hill y el Noir Gótico

“El género negro me gusta mucho, pero tengo la sensación de que hay que ampliarlo. Y, si esto no se considera género negro, pues ya me muevo yo, no hay problema”.

Así responde Toni Hill a una de las preguntas que Milo J. Krmpotic le hace en esta incisiva entrevista para la imprescindible revista literaria Librújula. Hablan, por supuesto, de “Los ángeles de hielo”, la más reciente novela de Hill, publicada en Grijalbo y que transcurre en la Barcelona de principios del siglo XX. Y a este fantástico novelón (en todos los sentidos) le dedico hoy El Rincón Oscuro, la sección de cultura negra y criminal del periódico IDEAL.

Foto para Librújula de Mario Krmpotic
Foto para Librújula de Mario Krmpotic

Los aficionados al Noir tenemos tendencia a trazar fronteras y límites entre lo que es y no es novela negra y criminal. En ocasiones, incluso, nos arrogamos el derecho a expedir certificados de pureza de sangre policíaca: esta sí, esta no; a esta la mato yo. Y, sin embargo, si por algo debería caracterizarse el Noir es por una necesaria amplitud de miras, por su potencial para desbordar los límites y reventar las costuras de un academicismo complaciente y empobrecedor. A mí, por ejemplo, cada vez me gustan más las novelas negras trufadas de ciencia ficción.

Por todo ello, la lectura de “Los ángeles de hielo” me ha resultado especialmente grata, atractiva y apasionante. Tras culminar su trilogía sobre el mosso d’Esquadra Héctor Salgado, muy apegada a la realidad social de la España contemporánea, Toni Hill cambia de tercio, de escenario, de época y de personajes. Y nos traslada a la Barcelona de los primeros años del convulso siglo XX.

Los ángeles de hielo

“Los ángeles de hielo” es un novelón monumental de cerca de quinientas páginas, una narración gótica con un buen número de personajes, la mayoría muy inquietantes, y escenarios muy variados. Aunque, como corresponde a una novela de estas características, el escenario central es un gran caserón que, durante un tiempo fue una escuela y, después, un sanatorio mental.

El protagonismo de la novela es coral, partiendo del personaje a partir del que todo ocurre, Frederic Mayol, un joven psiquiatra que viene de sufrir los horrores de la I Guerra Mundial. A su alrededor, varias mujeres. Muy, muy atractivas todas ellas. Y no necesariamente en el sentido estético de la expresión.

Foto: Laura Muñoz Hermida
Foto: Laura Muñoz Hermida

Mujeres fuertes y decidas, con ideas propias y con el empuje necesario para ponerlas en práctica. Mujeres como la señorita Águeda, que levantó el Colegio de los Ángeles, un internado para señoritas de buena familia a las que educa desde un feminismo militante que las anima a ser algo más que la señora de nadie.

Mujeres modernas, como Blanca, a la que solo Katherine Hepburn hubiera podido interpretar con solvencia en el cine. Y están Angélica, Mariona y otro buen número de ellas.

Y está Freud, que conste. Porque, como ya hemos dicho, Frederic es psiquiatra. Y, en aquellos años, Freud ya tenía su predicamento. Una relación, la de Frederic con el célebre doctor, muy oportuna y necesaria. Porque en “Los ángeles de hielo” hay muertos. Y, si hay muertos, tiene que haber un asesino. O varios. Salvo que en la casa que se encuentra en el centro de la narración haya fantasmas. Que nadie en su sano juicio cree en ellos. En los aparecidos. Pero que, como las meigas, haberlos, haylos. O, al menos, puede haberlos.

Toni Hill Negra y Criminal

Para dar forma a una trama compleja y abigarrada, con múltiples saltos en el tiempo y con un gran número de personajes, entre los principales y los secundarios, como ya hemos señalado; Toni Hill utiliza un sinfín de recursos narrativos que contribuyen a enriquecer la lectura. Recursos muy habituales en esa literatura gótica que tan bien ha inspirado al autor, como la inclusión en la narración de cartas y diarios, por ejemplo.

En “Los ángeles de hielo” hay, por supuesto, amas de llaves. Y madres severas. E hijos borrachines y tarambanas. Y acantilados. Y noches de tormenta, vientos furibundos e incendios devastadores. Y un cura que podría haber aparecido en “El exorcista”. O encerrado en el manicomio de “Alguien voló sobre el nido del cuco”.

Porque hablamos de una novela transgénero que combina el noir con el terror y el gótico, mezclando asesinos seriales con historias de fantasmas y aparecidos. Una adictiva narración que trata temas como la culpa y la redención, la locura, los celos… y el amor.

Toni Hill

¡Ah, el amor! Porque no lo he dicho, pero “Los ángeles de hielo” también tiene un delicioso punto folletinesco que contrasta con lo macabro de algunos pasajes. Como la sangre, muy roja, salpicada sobre el vestido blanco más puro y níveo, para lucir más y mejor.

Y es que a Toni Hill le encanta jugar con sus lectores. Lectores que, a su vez, devorarán “Los ángeles de hielo”, disfrutando gozosamente de un poderoso y desafiante artefacto narrativo de muchos quilates y largo alcance que demuestra que, en el Noir, no caben los límites.

Jesús Lens

Twitter Lens

Las siguientes elecciones

Cuando Mariano Rajoy todavía está siendo examinado por las Cortes, yo ya estoy pensando en las siguientes elecciones. No en las próximas, las de final de año, sino en las siguientes, las de mitad de 2017. En las Cuartas, o sea. Y de ello hablo en mi columna de IDEAL de hoy.

Rajoy investidura

Me hacen ilusión, lo reconozco. Las Terceras no. Les tengo ganas a las que presumiblemente llegarán allá por la primavera-verano del próximo año, dando por sentado que, a esas harturas, digo alturas, Mariano y Pedro estarán ya retirados, viendo los sufragios desde la barrera.

Pablo y Albert, no. Que sus partidos son muy personalistas y solo se sostienen sobre la omnipresencia de sus líderes. Pero PP y PSOE, tras el bochorno de estos meses, no tendrán más remedio que cambiar de candidatos. ¿Quiénes concurrirán a las Cuartas? ¿Soraya vs. Susana?  ¿Algún Barón rampante que esté calladito, tapado y mirando hacia otro lado?

El Pacto del Suso: Susana & Soraya
El Pacto del Suso: Susana & Soraya

El gran problema de este bucle electoral sin fin es que, a los columnistas, se nos terminan las metáforas y los referentes. Utilizar lo del Día de la Marmota, por ejemplo, está ya más pasado que el Pactómetro de Ferreras. Por eso, casi mejor pensar en las Cuartas, con tiempo y distancia, dando por amortizadas tanto ésta como la próxima legislatura.

¿Se imaginan lo que sería tener que asistir a otro debate entre los mismos candidatos de siempre? ¿Y hacer como que nos interesan las negociaciones de Ciudadanos para un nuevo pacto de investidura? ¿Y, llegado el caso, comparar el contenido de ese nuevo pacto con el de los anteriores, tan inútiles como estériles?

No. Mejor dejar pasar las próximas elecciones (al final, como no las haya el 25 de diciembre, las echaremos de menos y el Día de Navidad resultará especialmente soso, aburrido y plomizo) despreocupándonos de los cabeza de lista, las encuestas, la campaña y los índices de participación.

¡Esto son unas Navidades como están mandadas!
¡Esto son unas Navidades como están mandadas!

De hecho, dado que el PIB sube, los turistas siguen viniendo, los tipos de interés están congelados y el IPC vegeta sin sobresaltos; si Rajoy y Sánchez vuelven a fracasar, ¿qué tal si suspenden la próxima convocatoria y vamos directamente a unas Cuartas Elecciones Generales? No solo por el ahorro económico, sino también por la salud mental de unos ciudadanos que no nos merecemos lo que está pasando. ¿O sí? ¿Y si resulta que no estamos siendo capaces de transmitir la indignación que este paripé nos provoca?

Jesús Lens

Twitter Lens