Occupied: la política-ficción más Noir

Lee uno lo que está pasando en el concierto internacional, desde los atentados terroristas en el corazón de Europa y el Brexit al fallido golpe de estado en Turquía o el conflicto de Siria y el resto de Oriente Medio; y siente que, desde los años de la Guerra Fría, la cosa no había estado tan inestable y peligrosamente ardiente.

Quizá por eso me ha enganchado tanto la serie “Occupied”, la producción más cara de la historia de la televisión noruega. Por eso y porque la idea original de la trama es de Jo Nesbo, el autor negro y criminal nórdico más interesante y atractivo del momento, de cuya última novela, “Fantasma”, ya hablamos largo y tendido en esta sección  de El Rincón Oscuro de IDEAL, hace unos meses. Y de «Leopardo», en este enlace.

Occupied poster

Nesbo es un autor especializado en asesinos en serie, aunque Harry Hole, su personaje de referencia, además de con la policía de la que forma parte, se maneja bien con diversas instancias oficiales del país. Y dado que las novelas de Nesbo suelen exceder sobradamente las quinientas páginas, documentación, contactos y conocimientos no le faltan.

Occupied Jo Nesbo Foto Hakon Eikesdal

Su salto a una historia de política ficción con ribetes Noir resulta, desde el principio, de lo más atractivo. Todo comienza cuando el presidente de Noruega es secuestrado, inmediatamente después de haber hecho pública la paralización de la extracción de gas y petróleo en su país, en un intento de revertir el cambio climático a través de la implementación de una nueva fuente de energía, limpia y no contaminante. Una loable iniciativa que, sin embargo, obligaría a la adaptación global de vehículos, viviendas, fábricas, etcétera.

En “Occupied”, el mapa geopolítico es ligeramente distinto al actual. Por ejemplo, los Estados Unidos han abandonado la OTAN, replegando su política hacia los asuntos internos y aflojando su papel se sheriff mundial. De esa forma, Rusia tendría un peso notablemente mayor en la toma de decisiones globales. Y, en ese escenario, no entra dentro de sus planes permitir que Noruega abandere un revolucionario cambio en la política energética planetaria.

Occupied oslo

El presidente noruego, sin embargo, no tarda en ser liberado por sus captores. Sobre todo porque, después de una conversación muy ilustrativa con representantes de la Comisión de la Unión Europea, no solo transigirá con la puesta en cuarentena su nueva política energética, sino que aceptará la supervisión sobre el terreno de técnicos rusos que garanticen que la extracción de gas y petróleo vuelve a la normalidad.

No. No he hecho spoilers. Porque todo esto ocurre en los primeros minutos del primer episodio de una serie que es mucho más que “la invasión de Noruega por parte de los rusos”, como se ha publicado por ahí, de forma reduccionista y poco afortunada. Y es que el gran interés de “Occupied” reside, precisamente, en las relaciones de poder que se establecen entre rusos y noruegos, con la Unión Europea ejerciendo un papel de tonta útil y cómplice silenciosa que, visto lo visto estos años, se le adapta a la perfección, como una licra estridente a un surfero molón.

Occupied rusia

En “Occupied” veremos situaciones que conforman un afortunado cóctel entre “Borgen” y “24”. Porque en esta nueva ficción nórdica hay acción. Mucha acción. Y el presidente noruego lo pasa (casi) tan mal como sus homólogos yanquis, en la serie protagonizada por Jack Bauer. De hecho, esta comparación no es baladí. Que en “Occupied” tenemos a Hans Martin, un miembro del servicio secreto llamado a desempeñar un papel trascendental entre su gobierno y la enigmática y atractiva embajadora rusa.

Y están, por supuesto, los medios de comunicación. En este caso, el protagonismo lo tiene un dinámico periódico con fuerte implantación digital. Y hay jueces. Y tenemos a la dueña de un restaurante a la que la creciente presencia de ciudadanos rusos en Oslo le viene de fábula.

Pero también están quienes piensan que la injerencia de los ruskis en los asuntos noruegos es una afrenta. Y comienzan a protestar. Y a organizarse. Y a plantear alternativas violentas y radicales a su presencia en territorio nacional, lo que no hará sino enconar una situación muy susceptible de írsele de las manos a todo el mundo.

También tenemos a los colegas de partido del presidente noruego, dotados de una capacidad de análisis, una empatía y unas miras que se quedan… a la altura de su ombligo.

Occupied Sky Arts Produced by Yellow Bird
Occupied Sky Arts Produced by Yellow Bird

Política, economía, cambio de modelo energético, nacionalismo, imperialismo y unas adecuadas dosis de acción convierten a “Occupied” en una de las ficciones más calientes del momento. Fíjense, por ejemplo, en las declaraciones realizadas por el mismísimo embajador ruso en Oslo, hace unos meses: “Es una lástima que el septuagésimo aniversario de la liberación noruega de la Alemania Nazi por parte del Ejército Rojo haya caído en el olvido y que decidan ustedes asustar a la audiencia noruega con una amenaza inexistente por parte de Rusia”. Y es que la ficción Noir, cuando es buena y da en el clavo, resulta felizmente incómoda.

Jesús Lens

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Mirar obras o la conga de Pastor

Estoy firmemente convencido de que la actuación veraniega de Costas en diferentes playas de nuestro litoral tiene un alcance y una simbología que los ciudadanos de a pie no estamos sabiendo interpretar. Se debe tratar de una intervención que va más allá de nuestras cortas miras y excede nuestras limitadas entendederas. Y a ello dedico mi columna de hoy, en IDEAL.

Costas tercermundistas

Al principio, pensé que era un homenaje que Costas brindaba a esos admiradores del sector de la construcción que, día sí y día también, se asoman a cualquier obra para observarla con el mimo y la delectación con que un ornitólogo se deleita en los avatares del avejaruco o en las incursiones acuáticas del Martín Pescador.

Esa gente que, desde muy temprano, se cita en torno a cualquier solar en obras para comentar un encofrado con la misma pasión con la que, por la tarde, analizará el escorzo del delantero centro de su equipo favorito, al cabecear un centro colgado a la olla.

Costas obras playa granada

Gente que, con la Crisis, lo ha pasado francamente mal, sin apenas obras que llevarse a la boca. ¿No es de una poética justicia agasajarles en pleno verano, en lo más tórrido de la ola de calor, con las obras de remodelación de algunas de las playas más reputadas de la Costa Tropical?

¡Eso es hacer campaña electoral y ganarse el favor de los votantes, señores estrategas de los partidos políticos, tanto Twitter y tanta red social!

Después, hilando más fino, caí en la cuenta de la astucia del gobierno ¿en funciones? del PP. ¿Cómo hacer para convencer a los extranjeros de que la actividad constructiva ha vuelto a España? Pues nada mejor que un despliegue de camiones y excavadoras, bien a la vista, para solaz de esos turistas que se habrán puesto a Tuitear como locos cosas como “Very hot in Andalusia. 42 Celsius. Beaches closed because of sand removal, bitches!”

Ahora que lo pienso: ¿y si, en realidad, es un castigo a los turistas británicos, impuesto por Bruselas, para afearles lo del Brexit? De hecho, podría funcionar como aviso para navegantes: “No UE, No Mediterranean Sea”, podría ser el lema.

Y queda la posibilidad de que, lo de Costas, sea una performance vanguardista que terminará desembocando en un alegre Flash Mob, con Ana Pastor desembarcando en el AVE y bailando la conga.

Conga pastor

Y es que, si no, no se entiende.

Jesús Lens

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