Confuso frente a la confusión

Éxito absoluto en la primera jornada de traslado de pacientes al nuevo hospital de Granada, situado en el PTS. A lo largo de las mañanas de ayer sábado y hoy domingo, la descomunal operación fue tan seguida y comentada en las Redes que se convirtió en Trending Topic en Twitter.

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Y, sin embargo, de un tiempo a esta parte se escuchan críticas al nuevo hospital del PTS y al modelo sanitario que conlleva. Antes de continuar con mi columna de hoy, en IDEAL, acudo a San Google y encuentro un puñado de informaciones, publicadas en diversos medios a lo largo de los últimos meses, en que se habla negativamente de la fusión hospitalaria. De hecho, el mismo viernes hubo una concentración de personal del sector tras una pancarta en que se podía leer “No en nuestro nombre”.

La crítica es buena y sana por naturaleza. Nos obliga a reflexionar y repensar las cosas. Pero hay un detalle que no termino de comprender, ¿por qué, treinta años después? O, por ser exactos, veintinueve.

Porque la historia del PTS data de 1987, año en que se planteó el proyecto. La primera piedra del hospital se puso en 2001 y, por fin, este fin de semana, ¡quince años después!, llegan los primeros pacientes y el hospital empieza a funcionar como tal.

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¿Es posible que, en el interín, no se haya debatido y consensuado un modelo hospitalario satisfactorio para la mayoría de los ciudadanos? Insisto: útil y beneficioso para una mayoría de ciudadanos. No el más satisfactorio para los profesionales del sector. Ni el más beneficioso para los vecinos, comerciantes y empresarios de una determinada zona de Granada.

En Granada somos reacios al cambio. Y especialmente dados a la queja, el lloro y el lamento… cuando no sirven de nada. Tras quince años viendo cómo se levantaba uno de los hospitales más grandes, modernos y punteros de España, nos despertamos el fin de semana de su puesta en marcha efectiva y nos encontramos a un montón de gente suspirando por Trauma, por el Clínico y por el Materno infantil.

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Señores, el nuevo hospital ya está aquí. ¡Y ya era hora! Que quince años son toda una vida. Así que menos lágrimas nostálgicas y a ser serios y rigurosos a la hora de exigir el mejor trato humano, la atención médica más profesional y el acortamiento de las listas de espera.

Jesús Lens

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Los dioses cansados

Una gran novela con la Crisis de fondo. Española. Una novela española que, por fin, no tiene miedo a situar su trama, acción y personajes en una ciudad masacrada por la crisis y poblada de urbanizaciones fantasma, embargos e hipotecas sin pagar, deudas incobrables y otras por cobrar.

Hablamos de Los dioses cansados, publicada en Alianza, en su colección Literaria. Y de la que es autor Andrés Pérez Domínguez, uno de los más sólidos narradores españoles contemporáneos y al que dedicamos ESTA entrada de El Rincón Oscuro, en IDEAL.

Los dioses cansados

Una novela de 500 páginas de plena actualidad, que comienza con un accidente de tráfico que va a trastocar la vida de muchas personas. Y que sigue con un suicidio. ¿O no es tal? ¿Y si al posible candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía le han ayudado a saltar por el balcón de su casa?

Eso es lo que el inspector Nico Gallardo tendrá que investigar, nada más reintegrarse a su puesto, en la comisaría de Sevilla de la que se marchó unos años antes, para prestar servicio en Madrid primero y en Berlín, después.

Gallardo llega a Sevilla a comienzos del verano, cuando el calor empieza a apretar. Y no le va a resultar sencillo reintegrarse en la vida cotidiana de una de esas ciudades con tanta personalidad a la que, si no la controlas, te arrastra sin remisión.

Pero Nico está de vuelta. En todos los sentidos. Y no se va a dejar seducir por la cara típica, y tópica, de la ciudad monumental. Él no ha regresado para eso. Ni su jefa espera que lo haga. La comisaria. Vieja amiga. Y cómplice.

(Sigue leyendo esta reseña en nuestra página hermana Calibre 38)

Jesús Lens

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