AVE de mal agüero

Tenemos que ser pesados. Muy pesados. Pesados hasta el hartazgo. Cansinos. Y plomizos hasta lo inaguantable. Tenemos que ser pesados porque en nuestra naturaleza no está el ser violentos. Que si lo estuviera, al leer en IDEAL que el AVE se retrasará aún otro año, nos echábamos a la calle a pegarle fuego a algo. Y de ello hablo en mi columna de hoy del periódico.

JUAN DE OÑA JUNTO A LAS VIAS DEL TREN FOTO: RAMON L. PEREZ
JUAN DE OÑA JUNTO A LAS VIAS DEL TREN
FOTO: RAMON L. PEREZ

Tenemos que ser pesados. Y quejarnos. Y protestar. Por la tomadura de pelo que supone la constatación de algo que se veía venir. Y, aunque en nuestro fuero interno sospechemos que en junio de 2017 tampoco tendremos AVE, no podemos tragárnosla y callar. ¿Han leído ustedes lo que escribe Santiago Pérez, secretario general del PP de Granada? En su artículo de ayer de IDEAL culpa de los retrasos a una huelga encubierta llevada a cabo por las empresas consignatarias de las obras del AVE.

¿Qué tienen que decir ante una acusación tan grave desde Renfe, Adif y los sindicatos de trabajadores ferroviarios? ¿Qué dice el gobierno central? ¿Y la Junta? ¿Y el alcalde? Porque éste es uno de los temas en los que Paco Cuenca se juega su credibilidad.

AVE granada soterrado

Tenemos que ser pesados. Y exigentes. Aunque nos sintamos presa del deja vú. Hay quienes piensan que ha llegado la hora de luchar por alcanzar ese singular Estado de Gracia en el que el Sistema financia a los Antisistema para que no ataquen al Sistema. Mi ser reflexivo, contemplativo, apocado y poco violento tiene más esperanzas, sin embargo, en la Marea Amarilla, el pacífico grupo vecinal de la Chana que clama por el soterramiento del AVE.

Hace unas semanas escribía yo que lo importante era que llegara el tren, como fuera, pero a la mayor brevedad. ¡Cuánta ingenuidad! En Granada, posiblemente hasta que no tengamos el Acelerador de Partículas, el tiempo sigue detenido. O entre costuras. Y costurones.

AVE Marea Amarilla

Partiendo de la base de que el PP culpa al PSOE por el retraso del AVE mientras que el PSOE achaca al PP que todavía no haya llegado, ¿qué dicen de todo esto Ciudadanos y Podemos? Luis Salvador estaba por el soterramiento. ¿Ha logrado algo durante la microlegislatura en que ha sido Diputado a Cortes? ¿Y Ana Terrón, que antes de conseguir su acta para el Congreso definía al AVE como “un mito de la política granadina”? ¿Ha conseguido algún tipo de avance en su advenimiento?

Jesús Lens

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Pasión por las series

Hace unos días tuve un rifirrafe dialéctico en Facebook. Terminó siendo inocuo, pero lo más curioso es que no vino dado por una cuestión política, social o administrativa, sino… ¡por una serie de televisión! Por “Juego de Tronos”, por supuesto. Y a este asunto, casi tan banal como un partido de fútbol, dedico mi columna de IDEAL de hoy lunes.

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El caso es que, hace ahora una semana, me pasé toda la mañana del lunes sin entrar en las redes sociales, para evitar saber nada sobre el episodio de la semana de GOT, titulado “El Portón”. Aun así, me enteré de que algo gordo había pasado.

Lo primero que hice esa tarde, al llegar a casa, fue ver el capítulo en cuestión. Piensen ustedes lo que quieran, pero reconozco que, en aquel momento, no había nada tan importante como saber de primera mano qué nuevas perturbaciones anidaban en “Juego de Tronos”. Y, nada más terminar de verlo, mientras la palabra del año todavía resonaba en el salón, me lancé como un poseso a las redes. Para comentarlo, por supuesto.

En el lapso de un puñado de horas, el desenlace de “El Portón” se había hecho tan famoso que, si no lo habías visto, te quedabas fuera de buena parte de las conversaciones virtuales del momento. ¡Hasta IKEA, en un alarde de reflejos, aprovechó el tirón para hacer una ingeniosísima publicidad de una sencilla cuña de madera!

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Pero entonces llegaron los reproches. Porque hay personas que pretenden que, hasta que ellas vean una serie, nadie cuente nada sobre su argumento, para no fastidiarles la sorpresa. Gente analógica, de otro tiempo, que no comprende fenómenos como Juego de Tronos, en el que ser el primero en enterarse de lo que pasa en cada capítulo, es un valor añadido… del que hay que presumir y alardear, por supuesto.

Cuando una serie llega a ese punto, es que ha triunfado. Triunfado de verdad. Más allá de los premios, reconocimientos y galardones; el gran éxito de una serie de televisión contemporánea es condicionar la agenda de sus seguidores. Sobre todo, cuando son legión.

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Por supuesto, hay cosas muchísimo más importantes a las que prestar atención en esta vida. Pero quienes nos tomamos la Vida en Serie sabemos que, al final de la semana, cuando repasamos sus momentos más placenteros, siempre acabamos teniendo en cuenta esos estupendos 45 minutos en los que disfrutamos del capítulo de alguno de nuestros seriales favoritos.

Jesús Lens

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Ruinas españolas ganan en Venecia

España, además de conquistar Milán, también ha tomado Venecia. Y lo hizo gracias a sus ruinas y escombros. Al paisaje después de la batalla. A los restos después del naufragio. Porque ayer se hizo público que el pabellón de España se había alzado con el León de Oro de la XV Bienal de Arquitectura. Y a esa importante noticia dedico yo hoy mi columna de IDEAL.

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Digo bien España, aunque los ganadores nominales fueron los arquitectos Iñaqui Carnicero y Carlos Quintáns. Pero la triunfadora fue España en su conjunto. Porque el proyecto galardonado se titula “Unfinished” y está basado en arquitecturas sin terminar, abandonadas, dejadas de la mano de Dios o directamente elefantiásicas y desproporcionadas. En la ruina que ha dejado el estallido de la burbuja inmobiliaria.

Me encanta. Lo reconozco. Acostumbrados a que la arquitectura sea algo colosal, anonadante, gigantesco y descomunal; esta nueva visión de una arquitectura que se amolda y se adapta a la realidad me parece imprescindible.

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Sostienen Carnicero y Quintáns que el gran problema que asola a la España del siglo XXI es “el exceso de arquitectura. La arquitectura que se construye sin tener en cuenta el paso del tiempo. Las ruinas contemporáneas que se generaron por eso en los años de bonanza… Estamos hablando de infraestructuras, de museos, de aeropuertos, también de viviendas… La idea es compartir una realidad, denunciarla, pero también proponer estrategias que puedan dar la vuelta a esta situación”.

Y ahí entramos en cuestiones como rehabilitación de edificios, la transformación de usos, la reutilización de materiales y espacios, etcétera. Me encanta, insisto. Y me parece fabuloso que la Bienal de Venecia haya premiado un proyecto tan valiente y tan diferente que, partiendo de la denuncia, propone soluciones e ideas imaginativas, posibles y realizables.

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Si nos damos un paseo por determinados barrios de Granada capital, nos asomamos a los pueblos y urbanizaciones que la rodean o bajamos a la Costa, encontraremos decenas de casas, pisos, terrenos y apartamentos con el cartel de Se Vende. Y decenas de promociones a medio construir, abandonadas, como esqueletos azotados por el viento.

Ése es nuestro paisaje cotidiano. ¿Quién se acuerda ya, por ejemplo, del fastuoso proyecto ganador para el llamado Espacio Escénico de Granada, de Kengo Kuma? ¿Y de la estación de Moneo para el AVE? Hasta el Atrio de la Alhambra duerme el sueño de los justos. Los tiempos están cambiando… y empezamos a ser conscientes.

Jesús Lens

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¿La Toma? Ahora no toca

Me desperté en mitad de la noche, sobresaltado. Sudaba copiosamente y tenía el pulso acelerado. Apenas podía respirar. Sentí que estaba a punto de sufrir un ataque de ansiedad y traté de tranquilizarme, concentrándome en averiguar la causa de tanta inquietud y zozobra.

Y resultó ser la polémica sobre la Toma de Granada, que este año están tratando de retomar en plena celebración del Corpus… y del aniversario de la muerte de Mariana Pineda.

¡Qué pesadilla, oigan!

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De todas las frases célebres de Mariano Rajoy, aquella sobre tener que ir “al coñazo del desfile” es de las más memorables. Una de esas frases que deberían crear escuela. Y exportarse. A Granada, por ejemplo. Y al coñazo sobre la Toma. Y a ello dedico mi columna de IDEAL de hoy sábado.

Espero que Paco Cuenca tenga el buen tino de evitar enfangarse en este tipo de polémicas estériles que, más allá de interesar a muy poquita gente -aunque muy ruidosa- no le aportan nada al devenir de nuestra ciudad.

Paco Cuenca alcalde

¿Se acuerdan de aquel otro coñazo, el del famoso caballo? Que no parecía haber nada más importante en aquellos entonces… Pues ahí lo tienen, en lo alto del ayuntamiento, sin que nadie le preste atención, excepción hecha de esos turistas que miran hacia arriba y se fijan en los detalles.

Empiezo a leer artículos, blogs, tuits y estados de Facebook en los que se pide al alcalde que se moje en determinadas cuestiones, ideológicas y simbólicas, que nada tienen que ver con la gestión de la ciudad.

Personalmente, podré estar más o menos de acuerdo con algunas de ellas, pero del alcalde, lo que espero en estos momentos, es trabajo, eficiencia, eficacia, transparencia, avances, progreso y logros materiales. Que bastantes problemas tenemos y bastante precaria es la situación del PSOE en el ayuntamiento como para empezar a perdernos en cuestiones… como la de la Toma de Granada.

Ahora-no-toca
Ahora-no-toca

Le van a buscar las cosquillas, al alcalde, con este tipo de fruslerías. Porque hay mucha gente que las necesita para darse pisto e importancia, para ser escuchado y fotografiado. Para aparecer. Por eso, Paco Cuenca debería aprovechar el verano para aprender a pronunciar tres palabras muy sencillas, sin perder la sonrisa: Ahora-no-toca. Ni que sí ni que no, sino todo lo contrario. Ni largas cambiadas ni patadas seguir al balón. Ante según qué cuestiones, despacharlas con un conciso e inamovible: Ahora-no-toca. O, como decía Arya Stark en «Juego de Tronos»: Not today. Hoy no.

Jesús Lens

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Potencial potencia científica

Hace unos días, en esta columna, ironizaba sobre el tema del acelerador de fusión nuclear que, si tenemos suerte, se instalará en Granada. Creo que, antes de hacer metáforas con el potencial semántico de una palabra tan rica como “Acelerador”, dejaba clara la importancia que tendría para nuestra tierra. Pero hubo algún malentendido. Quizá, por una cierta aceleración al leer el artículo.

Acelerador CERN

Así que, lo voy a escribir de forma clara y contundente, inequívoca y diáfana: BIENVENIDO, ACELERADOR. Te queremos. Mucho. Y, además, te amamos. Y te deseamos. Te anhelamos. Y te esperamos. Aquí. Con nosotros. Hasta el 2050. Hasta el infinito… ¡y más allá! ¿Queda claro? Así lo escribo, publico y rubrico en mi columna de hoy de IDEAL.

Que el gobierno central y la Junta de Andalucía se hayan puesto de acuerdo para trabajar conjuntamente por la instalación en Granada del IFMIF-Dones, es una buena señal. ¡Por fin! Por una vez, la política parece mirar más allá del 26-J y se alía para trabajar por el bien de la ciudadanía. Por cierto, para conocer en profundidad qué es el Dones y qué aplicaciones tendrá, leed este soberbio artículo de Francisco Benítez, donde lo explica con todo lujo de detalles.

Porque la llegada del acelerador supondría la noticia de la década, en Granada. De hecho, podría ser lo más importante que le pasara a nuestra provincia en todo el siglo XXI.

Una inversión de este calibre no solo supondría una lluvia de millones de euros y varios miles de puestos de trabajo, sino que podría suponer un cambio radical en nuestra sociedad.

Acelerador

Si, de un tiempo a esta parte, el Parque Tecnológico de la Salud se está convirtiendo en imán para el talento biosanitario, la llegada del Dones podría ser el elemento decisivo para convertir a Granada en un referente científico a nivel internacional.

¿Qué supondría eso? Sin hacer comparaciones gratuitas con Silicon Valley, una instalación de semejante calibre atraería a centenares de científicos, técnicos y trabajadores cualificados. Y a sus familias. Eso supone un alto poder adquisitivo. Gasto, o sea. E inversión. Porque demandarán vuelos. Y AVEs. Y Estrellas. Michelín. Y de las otras.

Un proyecto de una dimensión tan colosal como la del Dones tiraría de la propia Universidad de Granada, cuyos estudiantes encontrarían un extraordinario estímulo para estudiar esas Ciencias tan exigentes y poco agradecidas. Sin olvidar la generación de riqueza directa que la explotación energética supondría no ya para Granada, sino para toda España.

¿Me he explicado? ¿Sí? ¿De verdad? OK.

¿Podemos fabular ya, por tanto, con la dimensión épica, poética y semántica del Acelerador?

Jesús Lens

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