Truman

Una de las cosas que tiene hacerse mayor es que cada vez valoras más el silencio.

Silencio.

Ausencia de sonido. Pero no de comunicación. Y es que, como bien cantaba Santiago Auserón, hay silencios que son ensordecedores.

“Truman”, la película más reciente de Cesc Gay, abunda en silencios. Y mira que los personajes hablan a lo largo del metraje. Pero también callan. Y ahí, en lo que callan, es donde radica la grandeza de una película que trata sobre los sentimientos: la amistad, el amor y la muerte.

Truman

La vida, en una palabra.

Porque el protagonista de “Truman” se muere. Literalmente. El personaje al que da vida Ricardo Darín es un enfermo terminal que ha decidido abandonar un tratamiento que no va a curarle. Solo, a prolongar su agonía.

Y, en esa situación, recibe la visita del protagonista de “Truman”, Javier Cámara, que vuelve desde Canadá para pasar unos días con su amigo.

¿Qué cuenta la película?

Nada. Y todo.

Truman actores

Cuenta cómo los amigos comparten esos cuatro o cinco días que la vida les ha regalado. O la muerte, que les une. ¿Quién sabe, si no llega a ser por la enfermedad que aqueja a Darín, si se hubieran reencontrado? Que Canadá está muy lejos. Y las vidas que llevan los amigos parecen ser diametralmente opuestas.

Y digo que lo parece porque, en realidad, apenas sabemos nada de ellos. Uno está casado. El otro divorciado. Uno vive en Canadá. El otro, en Madrid. Uno parece ser un científico. O un matemático. El otro, actor. Sabemos que compartieron piso cuando eran jóvenes. Y poco más.

Excepto que son amigos.

Amigos.

Amigos que respetan las decisiones del otro, aunque no las compartan. Y que se apoyan, más allá de acordes y desacuerdos. Amigos que no necesitan decirse las cosas en alta voz para que el otro las escuche. Amigos que, aunque haga años que no se ven, matarían el uno por el otro. Amigos incondicionales, amigos fieles, amigos eternos.

Truman Darín

Sí. Darín y Cámara son, ambos, los protagonistas de una película cuyos personajes se llaman de otra manera. Julián y Tomás. Pero da igual. Porque son Darín y Cámara. Y no podrían ser ningún otro. Cuenta Cesc Gay, guionista y director de “Truman”, que nunca piensa en actores concretos cuando escribe sus guiones, para no dejarse influir por sus personalidades… y para no llevarse un chasco si finalmente no la interpretan.

Se me hace complicado pensar que esta película pudiera haberla interpretado otros actores: es tal el nivel de compenetración de Darín y Cámara que parecen ser, efectivamente, amigos de toda la vida.

Truman Madrid

“Truman” es una película que te cogerá pellizco, desde el primer momento. Sobre todo, si has perdido a alguien cercano por culpa del cáncer. Pero no es una película que tira de la lágrima fácil. El guion mezcla la comedia y el drama con una maestría tal que, estoy convencido, se llevará el Goya de calle. Como sus actores, que ya compartieron el premio a la mejor interpretación masculina en el Festival de San Sebastián.

Truman San Sebastián

Risas, lágrimas y, sobre todo, emoción. A raudales. Pero no sentimentalismo.

Y los cameos. ¡Ay, los cameos! Eduard Fernández, José Luis Gómez, Javier Gutiérrez, Elvira Mínguez,  Àlex Brendemühl… aparecen y desaparecen como fantasmas, presencias etéreas y evanescentes que dejan huella.

Habrá tesis, discursos y comportamientos de los protagonistas con las que estarás de acuerdo. Otras con las que no. Pero te crees todo lo que cuenta Gay. Sientes que cualquiera de ellos podrías ser tú. O alguien cercano. Y que actuaría(s) de esa manera. O de otra diferente. Pero que Gay habría sabido captarlo, igualmente, a las mil maravillas.

Truman rodaje

Un lujazo, un privilegio, contar en España con un escritor/director como Gay y con una productora que apuesta por un cine rebosante de talento, sensibilidad y respeto por los espectadores.

¡Gracias y enhorabuena!

Jesús Lens

Twitter Lens

Correr una Media Maratón y no morir en el intento

El paisaje después de la batalla, tras la Media Maratón de San Sebastián: 1 corredor muerto, 4 en la UCI, 15 hospitalizados en Observación y un sinfín de asistencias médicas durante y después de la carrera.

Morir corriendo

Por supuesto, habría que conocer el estado físico de cada una de estas personas y qué le pasó a cada uno para acabar en esta situación, pero el hecho es que, como recordaba el veterano campeón Martín Fiz, empieza a haber mucha gente que afronta una Media Maratón (21 kms) como el que se levanta una mañana y se da un paseo por playa.

Y no es eso, señores. Correr una Media Maratón no es eso.

Muerte en carrera

Es cierto. En San Sebastián hizo un calor desacostumbrado y una gran humedad. Por lo leído, faltó avituallamiento líquido para muchos de los participantes y, en esas condiciones, a cualquiera le puede dar un pitango. De hecho, hace un par de años hice la peor carrera de mi vida en una Media Maratón costera, abrasadora y húmeda hasta lo imposible. Acabé resquebrajado, pero de una pieza. Eso sí, si me hubiera obcecado en tratar de seguir corriendo como en los primeros 5 kms… ¿quién sabe? Y es que, a  veces, una lesión en carrera puede ser de lo más oportuna.

El caso es que una Media Maratón es una carrera muy seria que no se debe afrontar si antes no has corrido largas distancias con una cierta asiduidad. Y por largas distancias no me refiero a los 10 kms. con los que tendemos a conformarnos.

GRA096. SAN SEBASTIÁN, 08/11/2015.- Un atleta descansa sobre la acera tras atravesar la línea de meta, durante la 51 edición de la carrera popular Behobia-San Sebastián, en la que participan 34.000 personas. EFE/Juan Herrero
GRA096. SAN SEBASTIÁN, 08/11/2015.- Un atleta descansa sobre la acera tras atravesar la línea de meta, durante la 51 edición de la carrera popular Behobia-San Sebastián, en la que participan 34.000 personas. EFE/Juan Herrero

Hasta que no pasas del kilómetro 15 no sabes cómo va a comportarse tu organismo. Y, si hace calor y has ido forzado, los último tres kilómetros, del 18 al 21, pueden ser un drama.

Porque correr una Media Maratón no es solo correr 21 kms. Es participar en una carrera. Y en una carrera, aunque no quieras, siempre vas más rápido que en los entrenamientos, cuando sales a rodar, solo o en compañía de otros.

No vamos a decir que ponerte un dorsal es como pegarte un chute de Red Bull y sentir que te da alas, pero sí que te anima a correr más deprisa. Además, al sentir el calor del público, te vienes arriba. Y las ganas de adelantar al tipo de la camiseta roja de delante, te empujan. Y no dejar que se despegue el de la camiseta azul que te acaba de adelantar, te hace forzar.

Muerte deshidratación

Si eres un aficionado, en una carrera y a nada que no le eches cabeza fría a la cosa, siempre vas más fuerte de lo que acostumbras en los entrenamientos. Y eso se aguanta muy bien durante 5 kms. Vas fresco, disfrutas corriendo, te sientes invencible, ves cómo vuelan los kilómetros a una velocidad de vértigo…

La cosa, entre el km 5 y el 10, ya solo se aguanta. Y punto. Pero, a partir de ahí, el tinglado empieza a tambalearse. Y, si no estás bien entrenado, a partir del km 15 entras en una zona desconocida para tu cuerpo. Y para tu mente.

Y ahí es donde hay que extremar las precauciones, sobre todo, en días de calor y humedad. Porque, a esas alturas, si no te has hidratado convenientemente, ya no hay agua, bebida isotónica o gel que valga.

Muerte hidratado

Sé que estas palabras suenan a viejuno, a cagón y a cobardica. Pero la moda del running, como todas las modas, tiene su lado oscuro y no está de más ser prudentes, hacerse una revisión médica (ejem, ejem), entrenar duro y competir con cabeza.

Jesús Lens

Twitter Lens