Invencible

Hay un momento de “Invencible” en que la cámara de Angelina Jolie hace un travelling circular para mostrar un estadio repleto de espectadores, aplaudiendo a los atletas olímpicos que se han dado cita en Berlín, en 1936.

Inmediatamente después, la cámara hace otro travelling idéntico, pero en este caso, lo que que muestra es la soledad de unos náufragos, perdidos en la inmensidad de un océano que no parece tener fin.

Invencible poster

Con este sencillo contraste, usando inteligentemente la técnica del Flashback, Angelina Jolie, descubierta como una muy apreciable e interesante directora de cine, contribuye a resaltar el abismo de soledad al que se enfrentan tres pilotos de avión que, durante el transcurso de la II Guerra Mundial, han caído en mitad del Pacífico.

“Invencible” es una película bélica que va de más a menos, aunque termina despertando la admiración de los espectadores cuando llega a su final y conoces cómo fue la vida de su protagonista, desde la resolución de la contienda mundial hasta el final de su vida.

Porque no descubrimos nada si decimos que Angelina Jolie ha filmado la vida de Louis Zamperini, un joven atleta estadounidense de origen italiano que participó en las Olimpiadas de Berlín y que, después, luchó en la Guerra Mundial. Aunque, en realidad, se hizo famoso por otra lucha: la lucha por la supervivencia, que es lo que nos cuenta “Invencible”.

Invencible Zamperini

Complicado decir algo más sobre la película sin desentrañar un argumento que cuenta, muy bien contada, la realidad de una historia ciertamente increíble, que demuestra la capacidad de sacrificio, adaptación y superación de determinadas personas.

Decía que la película va de más a menos porque la primera secuencia, la de la batalla aérea, es espectacular, en el mejor sentido de la expresión. Además, los Flashbacks nos van contando la infancia y la juventud de Zamperini. Infancia y juventud que, para los amantes del atletismo, resultan especialmente motivadoras y estimulantes.

El segmento de la película que transcurre en el mar está igualmente bien logrado, alternando el presente con el pasado de una forma muy inteligente, como antes dijimos. Un pasado atlético que sirvió para moldear el carácter sufrido, ganador e inquebrantable de ese soldado que, paradójicamente, se encuentra material y absolutamente inmovilizado en una balsa.

Invencible avión

La tercera parte de la película, sin embargo, resulta demasiado larga y reiterativa. Demasiado explícita y excesiva. Momentos de mucha intensidad que, sin embargo, por mor de la acumulación, terminan fatigando al espectador. En un sentido figurado, claro. Porque estar confortablemente sentado en la butaca del cine, comiendo chucherías y bebiendo cerveza o refrescos; viendo lo mucho que sufre Zamperini; genera una cierta incomodidad y mala conciencia.

Lo bueno de la película, que cuenta con guion de los hermanos Coen, es que es muy poco peliculera, en el sentido peyorativo de la expresión. Es lo que tienen los hechos reales: que pueden ser difíciles de creer, pero que son reales. Y la realidad suele ser más prosaica que el cine o la literatura. Y cuando estás esperando que a los personajes les pasen determinadas cosas o tomen determinadas decisiones… pues no. Seguramente, Stallone, Norris y Willis lo habrían hecho de forma distinta a Zamperini y sus colegas. Por eso, “Invencible” tiene más mérito.

Invencible

De sus 137 minutos, le sobran posiblemente 30. Pero el resto está francamente bien. Y es un gusto descubrir a una nueva directora con músculo, temple y capacidad narrativa.

“invencible” no pasará a la historia del cine, pero yo iría a verla. Al cine, claro.

Jesús Lens

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Cruentos

Tú que me conoces sabes que soy una persona sosegada, pacífica, tranquila y, a veces, hasta afable. Una de esas personas que no se han peleado prácticamente nunca, que rehuyen el conflicto y al que espantan las broncas, los gritos y las discusiones.

Pero también soy uno de esos que, si ven a un tío, a la caída de la tarde, con una pala al hombro y saliendo de la ciudad, no pienso que va en busca de un tesoro o a cultivar cebollinos. Pienso que va a enterrar un cadáver.

Lo sé.

Demasiada novela negra y criminal. Demasiada nota roja. Demasiado thriller, policíaco, noir y gallo en mi vida lectora y cinéfila.

De ahí, los Cruentos.

Los Cruentos serán Cuentos Crueles y Horrendos.

Cuentos purulentos llenos de sangre, vísceras, muerte y putrefacción.

Profanadores

Cuentos negros, pero no exentos de humor. Negro. Por supuesto.

Cuentos políticamente no ya incorrectos, sino directamente ofensivos.

Porque llega un momento en que nuestra vida está tan constreñida y encestada que es necesario dar rienda suelta a la mala leche, la mala baba y al cabrón que todos llevamos dentro.

Putrefactos

Los Cruentos, además, se verán muy influenciados por esa Tuiteratura que nos obliga a concentrar las historias en 140 caracteres. Aunque luego podamos hacer versiones extendidas de los mismos.

Hace unos años recopilé algunos de mis cuentos en un volumen titulado “Puñalabras” y que ya no existe. Salvo que tú tengas alguno por ahí guardado.

Ahora vamos con los Cruentos.

Evidentemente, los escribiré con el firme propósito de que te (dis)gusten. Cuanto más, mejor.

Saturno y sus hijos

El primero, enlazando con la etiqueta “Cuerpo”, elegida como palabra de la semana para participar en la Tuiteratura del programa El Público, de Canal Sur, dirigido por Jesús Vigorra, en su versión extendida, rezaría así:

No tenía intención de profanar el cadáver. De hecho, había desenterrado el cuerpo justo por lo contrario, solo para verlo comido por los gusanos y poderme burlar de él: 

-Ya no eres tan guapo, ¿eh, cabronazo? Mírate ahora…

Y yo no sé qué me pasó. Recuerdo que estaba ahí, contemplándolo y burlándome de él y lo siguiente fue escuchar al guardia de seguridad, muy alterado, avisando por radio a la patrulla de que un perturbado estaba dentro de una tumba, poseyendo con frenesí al fallecido…   

Jesús Lens

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