El Círculo: 1984 en el siglo XXI

Ya os decía que este libro iba a ser importante. De hecho, hoy publico en IDEAL un largo artículo sobre el mismo:

¡Qué buen momento ha elegido el Güasap para lanzar su control de lectura de mensajes, con el famoso doble check azul que a todos nos sorprendió hace unos días! La puesta en marcha de este acuse de recibo automático me sorprendió en plena lectura de “El círculo”, la nueva novela de Dave Eggers, un tipo que, además de ser un excelente escritor; se ha convertido en un activo agitador cultural y social. Eggers publica una revista que combina la literatura y los relatos con las ideas y el estudio de nuevas tendencias (http://www.mcsweeneys.net/) y sus libros mezclan la ficción con la realidad, haciendo que lo improbable sea posible y poniendo a sus personajes en situaciones tan extrañas como amenazadoramente verosímiles.

 El círculo lens

En “El Círculo”, el punto de partida es una corporación que consigue agrupar a buena parte de los usuarios de las redes sociales del mundo, al obligarles a identificarse y, por tanto, a ser responsables de lo que dicen, escriben y comunican a través de sus perfiles. De esa forma, el Círculo consigue terminar con los insultos, las amenazas y toda la verborrea ensordecedora que tan poco le aporta a una Red que, muchas veces, más parece un vertedero que un espacio de debate y confrontación de ideas.

Y como el Círculo mola mogollón y cuida a sus empleados con mimo y delectación (integración, las mejores instalaciones y seguros médicos, los más exclusivos eventos, actuaciones y performances; modernidad a raudales, buen rollo, comida orgánica, gimnasios de diseño, zonas verdes, dinámicas de equipo, terapias, clubes, el management más avanzado y todo el etcétera que el lector sea capaz de imaginar), los empleados de la empresa, los Circulistas, se convierten en lo más de lo más, una élite que marca tendencia… y marca el paso al resto de la sociedad.

 El círculo Eggers

A medida que Dave Eggers nos introduce en las entrañas del Círculo y nos descubre sus secretos, nos sumergimos en un universo cada vez más intrusivo y controlador: ya no se trata de hacer cosas, sino de compartirlas. Un Circulista que no comparte lo que hace, lo que compra, lo que come, lo que ve, lo que escucha… es un mal empleado. Y, lo que es peor, un mal ejemplo para la sociedad y, por tanto, un pésimo ciudadano. ¡La gente tiene derecho a saber! Porque la Transparencia ya no es una demanda de la sociedad. Es una exigencia.

Progresivamente, el Círculo irá facilitando, de forma universal, un acceso casi ilimitado a una tecnología de la comunicación que convierte a los individuos en permanentes observadores (y juzgadores) de la vida de los otros. Por eso, una senadora decide que ha llegado el momento de ser absolutamente transparente y acepta llevar un dispositivo que transmite on line y urbi et orbe cada segundo de su vida: sus reuniones, sus conversaciones, sus comidas, sus compras… Obviamente, lo puede apagar cuando quiera, -para disfrutar de su intimidad familiar o de las visitas al excusado, sin ir más lejos -pero no es recomendable: cuanto más tiempo esté apagada, más sospechas despierta. ¿Qué estará haciendo que no quiere que sepamos? Y, por supuesto, una vez que una senadora se hace transparente, los ciudadanos quieren que todos sus representantes públicos también lo sean. A fin de cuentas, no deberían tener nada que ocultar, ¿verdad? Ejemplaridad extrema, o sea.

 El círculo Dave Eggers

Dado que los usuarios del Círculo crecen exponencialmente, éste va estando cada vez más presente en sus vidas… y en las del resto del mundo: elecciones virtuales, localización de prófugos de la justicia, vigilancia y control de delincuentes, detección prematura de enfermedades y otro larguísimo etcétera. Además, como todo el mundo quiere trabajar para el Círculo, las mentes científicas más brillantes y los jóvenes más inquietos y mejor preparados trabajan en sus ideas y sus proyectos sabiendo que, si gustan a los gurús de la omnipotente corporación, serán compradas, implementadas y puestas en marcha de forma casi inmediata; por extremadamente complejas que puedan parecer.

El conflicto se produce, por supuesto, con la gente que quiere permanecer ajena al Círculo. ¿Qué pasa con una persona que guste del anonimato y no desee estar permanentemente expuesta en la Red?

A lo largo de 450 adictivas páginas, Eggers sitúa al lector frente a una terrible y reveladora paradoja: por un lado, le hace temer (e incluso odiar) al Círculo. Por otra, le hace consciente de la cantidad de ideas y comportamientos que tiene y comparte… y que son propios de los circulistas y sus usuarios más feroces y convencidos.

 Twitter redes sociales

Estamos, pues, ante una novela radicalmente contemporánea, de las que nos invitan a cuestionarnos el modelo de sociedad que, entre todos, estamos construyendo; cediendo cada vez más parcelas de nuestro tiempo y nuestra privacidad en beneficio de quién sabe qué ni por qué.

Jesús Lens

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Tuiteratura: se acerca la final de noviembre

Un nuevo final de mes supone una nueva final. ¡Hablamos de la #Tuiteratura que hacemos con Jesús Vigorra, en el programa de radio El Público, de Canal Sur.

Tuiteratura

¿Qué aún no sabes qué es la Tuitearura? Te cuento: se trata de escribir, de crear, Tuits temáticos chispeantes, divertidos, provocadores, imaginativos… y publicarlos, además de un tu Timeline, en el de @elpublicocasr y/o en el mío: @Jesus_Lens

 

¿Cómo va lo de los temas? Pues con etiquetas. Cada semana se escriben Tuits que han de incluir una determinada etiqueta. El Hashtag, que le dicen. Esta semana toca #Es.

 

¿Por qué?

 

Pues porque la Tuiteratura homenajea a las palabras encadenadas y a los cadáveres exquisitos y la etiqueta de la semana en curso corresponde con la última palabra del Tuit ganador la semana previa.

 

Con los tres ganadores semanales de noviembre (y que, por tanto, están en la final a cuatro del próximo viernes 28), lo vais a ver muy claro:

 

La etiqueta con la que empezó noviembre era #Aceite. Y @masclaroagua escribió lo siguiente, alzándose con el premio semanal:

 

El pequeño Marcel Proust rechazó la tostada con #aceite y cogió una magdalena. «Este niño no tiene ni idea», dijo la abuela.

 

@Dominique_BT tomó el testigo con el siguiente Tuit, que arrasó:

 

Mi #abuela envolvía sus secretos en un pañuelo de papel que doblaba tres veces y escondía en su sujetador.

Twitter

Y @dicatialmeria lo tuvo más reñido para alzarse con el premio de la tercera semana, con su:

 

El #sujetador miente, como los gobiernos: se empeña en levantar lo caído y pretende juntar, para hacer más grande, lo que no lo es.

 

Porque éste de @elrafa cosechó muchos votos:

 

En homenaje al morro de los políticos y su corrupción, llamaremos a esta ciudad de vacaciones Su-jeta-d’or

 

Pero ganó, por estreco margen, el que decíamos antes y, por eso, esta semana toca escribir con #Es.

 

¿Te animas? #Es invita a la reflexión. A los Tuits sentenciosos. A los aforismos. Pero también al buen humor. ¡Claro que sí!

 

Por ejemplo, ahí va uno mío:

 

-¡#Es inaceptable, tanta corrupción! – tuiteaba furiosamente, mientras terminaba de descargarse la película de Internet.

Twitter tecla

Venga. Pásate por Twitter y participa.

 

¡La Tuiteratura genera adicción!

 

Jesús Lens

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Orígenes

¿Juegan determinados científicos a ser Dios? ¿Qué es el alma? La frase, “lo hicimos porque no sabíamos que era imposible”, ¿tiene algún sentido? ¿Qué es, en realidad, lo imposible? ¿Hay vida, más allá?

 Orígenes

“Orígenes” es una película sorprendente, emocionante y diferente. Una película de ciencia ficción que conquistó a crítica y a público en el pasado Festival de Cine Fantástico y Terrorífico de Sitges. Y al jurado, por supuesto, que le concedió el premio a la mejor película. Una película, paradójicamente, sin sangre, sin violencia y sin horror. Una película impregnada por un aliento poético de largo alcance.

Escrita y dirigida por Mike Cahill -del que ya ardo por ver su anterior “Another earth” -la película cuenta la historia de Ian un científico que, interpretado por Michael Pitt, trabaja con los ojos. En el sentido literal de la expresión.

 Orígenes cahill

Ian, absolutamente racional y cartesiano (hasta en el momento más inoportuno de serlo) desarrolla sus investigaciones en el campo de la visión y las retinas desde que descubrió que los ojos de cada individuo son únicos. Y se acostumbró a fotografiarlos. Una pasión estética y artística que derivó en ciencia y que, por casualidad, le conducirá a conocer a la mujer de su vida.

A partir de ahí… ¡date un rápido salto al espacio Lensanity para seguir leyendo esta reseña!

Jesús Lens

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