EL CORAZÓN DE ÁFRICA

Dejamos estas notas que publicamos el pasado viernes en IDEAL, con una apostilla final de carácter más personal… bueno, cuando lo lean lo entenderán.

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El catálogo de la recién inaugurada exposición «El corazón de África», de la fotógrafa granadina Alicia Núñez, se abre con una cita del maestro de periodistas Ryszard Kapuscinski, que reza así: «Este continente (África) es demasiado grande para describirlo. Es todo un océano, un planeta aparte, todo un cosmos heterogéneo y de una riqueza extraordinaria».

 

Efectivamente. Tras recorrer el Centro Cultural Puerta Real de CajaGRANADA, que acogerá la exposición hasta el próximo día 15 de marzo, y ver las más de setenta fotografías de gran formato que la componen, el espectador se llevará una completa y rica imagen de un África distinta a la habitual y a la que tan acostumbrados estamos.

 

Las fotografías de Alicia Núñez huyen de dos de las imágenes tópicas de África. Por un lado, no muestran el paisajismo propio de un continente dotado de una naturaleza prodigiosa. No hay puestas de sol, imágenes de la sabana o animales salvajes. Por otra parte, sus imágenes tampoco se ceban en el África miserable y depauperada del SIDA, la violencia o las hambrunas.

 

La mirada de Alicia Núñez es limpia y transparente. La de una viajera que, con su cámara, deja testimonio de lo que ve. Y lo que ve son personas. Rostros. Miradas. A través de sus fotografías, la autora plantea un juego de espejos en que el espectador mira a la persona retratada y ésta parece cobrar vida, con el fin de narrarle su historia.

 

En palabras de la artista: «Los retratos muestran la dignidad de unas personas que tienen una vida dura y complicada, muy alejada de los estándares vitales de los países occidentales, pero que, sin embargo, se muestran orgullosas, fuertes, con un punto de altivez. Muestran sus armas, sus sonrisas y esos cuerpos tatuados, escarificados o hermosamente decorados.»

 

La exposición está organizada en base a las distintas etnias retratadas, de los Masai, la tribu más conocida de África gracias al cine y los documentales televisivos, a los Pigmeos, que pasan por ser los habitantes más antiguos del continente africano y que actualmente están abocados a la desaparición. Resulta muy ilustrativa la historia de los Ik, precursores del respeto al medio ambiente y de la defensa de una vida integrada con la naturaleza y, desde luego, impactan y sobrecogen las fotografías de los Mursi, con los famosos platos que las mujeres lucen en sus labios sajados.

 

«No estamos ante una exposición etnográfica -sostiene Alicia Núñez. Aunque los individuos que he retratado forman parte de determinadas etnias, lo que me interesaba no era tanto la pertenencia al grupo cuanto captar la personalidad de los individuos retratados.»

 

La exposición se completa con la edición de un lujoso catálogo en que cada fotografía va acompañada de una frase escrita por cincuenta y dos autores españoles muy diversos, desde granadinos como Manuel Villar, Jerónimo Páez, Andrés Sopeña, César Girón o Jesús Conde a otros como José Luis Muñoz, Vicente Verdú, Vicente Molina Foix o Fernando Marías, entre otros. En el catálogo se incorporan textos que sirven para conceptualizar y contextualizar las fotos, que explican algunas de las características de los individuos retratados.

 

Y, en ello, diré sin falsa modestia y con un deje de lógico orgullo, que he participado yo. Además de poner una frase a unas de las fotografías, que les invito a rastrear y descubrir, he escrito algunos de los textos impresos en el catálogo, sobre los Hamer, los Mursi o los Masai, dado que yo también hice aquellos viajes a Etiopía y Tanzania.

 

Como pueden ver, y como ya escribíamos el pasado jueves, se trata de una exposición muy, muy especial, que les recomiendo visitar fervorosamente, además de invitarles a comprar el catálogo de la misma que, créanme, vale mucho más de lo que cuesta y se va a vender, también en librerías especializadas en viajes y naturaleza.

 

Ya lo saben: «El corazón de África». Hasta el 15 de marzo en el Centro Cultural de CajaGRANADA en Puerta Real.

 

Jesús Lens

 

PD.- En este enlace de IDEAL tienen una interesantísima galería de imágenes sobre la exposición.

MARI PAU DOMÍNGUEZ GANA EL PREMIO CAJAGRANADA DE NOVELA HISTÓRICA

Una gran noche. Ustedes saben que me encantan los libros, leer, escribir y tal y tal. Por eso, una noche como ésta, con los libros como protagonistas, son muy especiales.

 

Y más, cuando estamos en casa. Que el Cubo, la Sede Central de CajaGRANADA, es mi casa.

 

Premio de Novela Histórica. 180.000 luris del ala para el ganador. ¡O ganadora! Y la publicación en Grijalbo, el sello de historia de Random House Mondadori.

 

Una rica cena, un acto muy dinámico presentado por una bellísima, cálida y ágil Lourdes Maldonado y la cara de sorpresa y emoción de la premiada, Mari Pau Domínguez, cuando se abrió la plica con su nombre.

 

La novela se llamará definitivamente «La casa de los siete pecados», acaece en tiempos de Felipe II, protagonizada por el propio monarca y tiene misterio, intriga, haciendo «una magnífica reconstrucción histórica del esplendor de la monarquía hispánica, cuando las primeras grietas que anunciaban su decadencia empezaban a dejarse sentir», en palabras del Jurado.

 

Debería haber pasado a la rueda de prensa. Lo sé. Pero estaba tan a gusto tomando unas copas con los amigos, charlando con Jose Guerrero, hablando de Cuba con Jesús Conde, comentando con Juan el Arroz Liberal, haciendo ¡Skoll! con Matilde, Josefina, Yazmina, Alberto e Inma y viendo cómo el joven Nicholas se ha convertido no sólo en un tiarrón sino en un pedazo de profesional… que… pues eso.

 

Que pinchen en este enlace de IDEAL para saber más sobre el I Premio CajaGRANADA de Novela Histórica, que yo me tengo que ir a dormir.

 

Buenas noches… y buena suerte.

 

Jesús Lens.  

RETROBACK COMO SÍNTOMA

La columna de hoy de IDEAL que, más que polémica, espero encuentre buena acogida y genere complicidad.

 

«Otra vez mirando atrás y haciendo ejercicios de nostalgia». Reconozco que ésa fue mi primera reacción cuando me enteré de que Granada iba a contar con un nuevo festival de cine, llamado Retroback, para que no cupiesen dudas. (hace dos días hablabamos también en IDEAL del Festival: «Mitomanía contra la crisis»)

 

Como ciudadano de una Granada que parece aquejada de vértigos, angustias y mareos cada vez que se percata de que hemos entrado en el siglo XXI, me hubiera gustado tener un Festival de Cine Independiente al estilo Sundance, o algo parecido al ArtFutura, para variar. Pero como cinéfilo compulsivo, inmediatamente refrené estos pensamientos. A fin de cuentas, la posibilidad de ver en pantalla grande clásicos inmemoriales de la historia del cine era de lo más apetecible y sugerente.

 

Y llegó el final de la cuesta de enero y, con ella, Retroback. Poco a poco, la ciudad se fue vistiendo de cine. Partiendo de un ajustado presupuesto y a base de detalles tan sencillos como una alfombra roja, un hermoso vestido o un puñado de carteles de gran tamaño, estratégicamente situados por el centro de Granada, la expectación fue creciendo.

 

Las salas de cine abrieron sus puertas y los espectadores… hemos respondido en masa, demostrando que hay criterio y que, cuando nos ofrecen un producto de calidad, bien envuelto y bien servido, no dudamos en consumirlo con pasión. Siempre me ha parecido increíble e inaudito que en una ciudad universitaria y supuestamente culta como ésta no hubiese una sala de cine digna que programara VO o un tipo de cine distinto al habitual. Sí. Estaba el Aliatar. Por eso recalco lo de «digna».

 

El pasado lunes, lloviendo, proyectada en su francés original, una película como «El quimérico inquilino» consiguió abarrotar una sala mediana del Cinema 2000 de Neptuno. Y para ver «Desayuno con diamantes» se ha agotado el billetaje y ha sido necesario programar un pase suplementario y de urgencia, dada la enorme cantidad de peticiones de entradas que había.

 

¿No debería hacernos reflexionar todo esto? Sea mirando hacia atrás, como hace «Retroback», sea mirando hacia la periferia, como hace «Cines del Sur», lo evidente es que, en el supuesto paraíso cultural granadino, ver otro tipo de cine durante todo el año, proyectado de forma regular y en buenas condiciones, debería ser posible. Y hasta exigible.

 

El ejemplo de otra película francesa, «Bienvenidos al Norte», también resulta bien ilustrativo de que, fuera de modas, tendencias o marketing, cuando un producto es bueno, triunfa. Se trata de una película de una sencillez apabullante, que cuenta una historia atemporal, pero tan bien filmada e interpretada que provoca  numerosas carcajadas. Aún basando su humor en algo tan supuestamente localista como el acento de los habitantes de una remota zona de Francia, la película está cosechando éxito y parabienes en todo el mundo. Lo pequeño, lo distinto y lo diferente, cuando se hace con pasión y con talento, tiene alcance universal. Y en Granada ¡queremos verlo!

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

DE PERFILES, MUJERES Y GORILAS

Hace unos días les decía que había cambiado mi perfil del Facebook, con una variación de fotografía que causó estupor, críticas y comentarios jocosos. Además, hablábamos de los Hombres de (lo que va) del Año, y prometíamos hablar, también, de la Mujer del Año.

 

Algunos habéis adivinado por dónde iba lo del cambio de foto del perfil. Efectivamente, se trata de hablar, reivindicar, descubrir África. Pero no. Esta vez no soy yo el que se va. Es ella, África, la que viene. En concreto, al Centro Cultural CajaGRANADA de Puerta Real. A través de una exposición que, para mí, es muy especial, y sobre la que hablaremos mucho.

 

Una recomendación.

 

¡No se la pierdan!

 

Alicia Núñez retrata «El corazón de África» y mañana hablaremos de ello en IDEAL. Y volveremos más adelante sobre el tema.

 

Esa foto de mi perfil también «me» la hizo Alicia Núñez. No sin guasa, decía en el Facebook que se acordaba del momento, una mañana, al levantarme y sin afeitar. En fin. Eran tiempos en que, a la vista está, yo era muy mono.

 

Pero hay más razones para haber adoptado temporalmente ese perfil, que pronto volverá a la normalidad.

 

¿Han leído estos días que el Príncipe Felipe ha participado en las actividades del Año Internacional de la Astronomía, auspiciado por la ONU?

 

Pues 2009 es, también, el Año Internacional del Gorila. Declarado por la ONU. Y, de momento, ni pío. ¡El Gorila no tiene quién le escriba!

 

Gorila de montaña. Fotografía Alicia Núñez Castillo.

Hay que reparar ese desatino.

 

Más aún. Esa fotografía se hizo en un viaje del que nunca no he escrito. Un viaje que nunca llegué a hacer. Y, bueno, es una forma de imaginar cómo pudo ser. Sin melancolía. Sin pena. Sin acritud.

 

Jesús Lens.

El hombre que nunca susurró al oído de los gorilas,

pero le gustaría hacerlo 😉

¿Se apunta alguien?

LIBLOGS: ERROR HUMANO. CHUCK PALAHNIUK

Llevaba tiempo queriendo leer a Chuck Palahniuk, autor que se hizo famoso, mayormente, por haber escrito la novela «El club de la lucha» que, llevada al cine por David Fincher y protagonizada por Brad Pitt y Edward Norton, se convirtió en mucho más que una película.

 

Las tesis anarquistas de «El club de la lucha», sus personajes al límite, adictos, insomnes, solitarios, su estética, la fuerza de unas imágenes poderosísimas, el servicio de un mensaje incendiario convirtieron a Palahniuk en uno de los apóstoles literarios de la modernidad más radical.

 

Y, hasta ahora, nada había leído de él.

 

Clarence, el Niño de las Culturas, nos puso como tarea de Liblogs, para este mes de enero, leer un libro de este autor: «Nana». Pero no hubo forma de encontrarlo en ninguna de las librerías de la supuestamente llamada a ser Capital Cultural de Andalucía. Así que tiré de mi biblioteca y, para «cumplir», he leído otro Palahniuk: «Error humano», que no es una novela, sino una serie de artículos, reportajes y reflexiones varias de un tipo que, sinceramente, me cae la mar de bien.

 

Los que se reúnen bajo la divisa «Gente reunida» son proverbialmente extraordinarios. De gente que folla casi porque sí, como sin querer, en unas convenciones de sexo grupal a ese encuentro literario en que pagas para que un tipo de una editorial o una productora cinematográfica te escuche contar tu historia en, exactamente siete minutos, tiempo en que debes convencerles de que es tan buena que deben comprártela.

 

Y, por supuesto, «De donde viene la carne», precisa crónica de unas jornadas de lucha que ponen los pelos de punta por las cosas que cuenta y que, sin embargo, te «obliga» a identificarte con todo lo que cuenta.

 

Hay consejos literarios, hay locuras como el reportaje sobre la gente que vive en castillos en EE.UU. o sobre el tipo que fabricaba cohetes caseros para subir al espacio. Y, después, las semblanzas de personalidades del show bussiness tan peculiares como Juliette Lewis o el zumbao de Marilyn Manson.

 

Raros.

 

Todos los que aparecen en «Error humano» son raros. Muy raros. Peculiares. Extraños. Distintos. Diferentes. Y Palahniuk, quizá porque él mismo es raro, los trata no sólo con respeto o tolerancia (esas palabras tan políticamente correctas) sino con veneración, con comprensión, sintiéndose parte de ellos, identificándose con sus rarezas y peculiaridades, compartiendo una forma distinta de ver el mundo y vivir la vida. A contracorriente.

 

Y lo hace a través de una narración en que el punto de vista es tan importante como los detalles que sirven para contextualizar a los personajes, para definirlos, para explicarlos. Pequeños detalles que lo son todo. De las orejas de los luchadores al «se han acabado sus siete minutos» o al cuestionario que una vez preparó Juliette Lewis para un amigo y cuyas preguntas dicen más de ella que lo que las respuestas hubieran dicho del encuestado.

 

Palahniuk es literatura en estado puro. Una literatura al margen, que bebe de la vida. De una vida al límite. Literatura que pone su mirada en los rincones oscuros de los callejones, en lo que pasa en los arcenes de las carreteras, en lo que pasa cuando cierran las puertas de los bares, bien entrada la madrugada.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.