Más vale un mal acuerdo que un buen juicio

Buenas, soy Emilio Calatayud. Tanto Carlos como yo hemos estado bastante liados y por eso hemos frecuentado menos de lo que hubiéramos deseado el blog. Pedimos disculpas, pero, aunque lo intentemos, no siempre vamos a poder actualizarlo a diario.

Bueno, un ‘comentarista’ me pregunta por un acuerdo de separación que su pareja quiere ahora cambiar. No puedo hablar de casos en concreto. Además, no es mi especialidad. Pero siempre digo lo mismo: más vale un mal acuerdo que un buen juicio. Siento no poder ser más preciso. Ponga el tema en manos de un letrado e intente un nuevo acuerdo.

Más, un amigo policía local quiere acercar al Cuerpo a los ciudadanos menores del pueblo y ha pensado en dirigirles un escrito con un título atrevido. Bueno, yo lo que haría en primer lugar sería reunir a los padres y hablar con ellos. También les enseñaría el decálogo para hacer un delincuente, a ellos y también a los hijos. En cualquier caso, si el pueblo no está excesivamente lejos podría buscar un hueco y acercarme un día para charlar.

De momento, aquí va el decálogo; está sacado de ‘Mis sentencias Ejemplares’, pero también aparece en Reflexiones de un juez de Menores. Un saludo a todos. Y gracias a los que me animan.

El decálogo para hacer delincuentes

La proliferación de recursos, instituciones y teorías alrededor del delito –sea obra de un menor de un adulto- demuestra que no existe una fórmula mágica para impedir que un individuo se convierta en un criminal. En cambio, sí hay un método para lograr lo contrario, esto es, que un niño aprenda a ser un facineroso, un malhechor de primera categoría. Es el célebre ‘decálogo’ de don Emilio Calatayud, que, por cierto, no es de don Emilio Calatayud. En realidad, nadie sabe quién es el autor de esta insólita ‘tabla de mandamientos’. Unos dicen que fue la ‘Oficina Federal de Investigación’ de Estados Unidos, FBI, la que redactó el documento. Otros, en cambio, afirman que fue una iniciativa de la Policía de Boston, también en EE UU. En ambos casos, el objetivo sería informar y prevenir, pero con un punto de vista original e irónico, casi sarcástico.

Lo que sí es cierto, sobre lo que no hay dudas, es que ha sido el juez Calatayud el que ha popularizado el ‘décalogo’. De ahí la confusión que rodea a la identidad del inventor.

En cuanto a su eficacia, dejemos que sea un internauta –es en la Red donde el ‘decálogo’ se ha hecho fuerte- el que opine: “He seguido a rajatabla los consejos y puedo asegurar que funcionan. ¡Mis hijos me acaban de echar de casa!”. Si quieren terminar como él, tomen nota:

-Desde su más tierna infancia, dé a su hijo todo lo que le pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece.


No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.


Cuando diga palabrotas, celébrelo con unas sonoras risotadas. Esto le animará a hacer cosas todavía más graciosas.


-Nunca
le regañe ni le diga que ha obrado mal. No le reprima. Podría crearle complejo de culpabilidad.

-Recoja todo lo que él deja tirado por ahí: libros, zapatos, ropa sucia, juguetes… Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.


Déjele ver y leer todo lo que caiga en sus manos. Esfuércese para que los platos, cubiertos y vasos que utiliza su hijo estén convenientemente esterilizados, pero no se preocupe porque su mente se llene de basura.


 -Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño. De esta forma, conseguirá que no le afecte demasiado una ruptura familia, quizá provocada por su propia conducta.


-Sean generosos, que su chico tenga todo el dinero que pida. Que nunca le falte un euro en el bolsillo. No vaya a sospechar que para conseguirlo es necesario trabajar.


Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle graves frustraciones.

 

Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga el chaval con sus profesores y con sus vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.

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7 Comentarios

  1. El decálogo es genial. Yo, que me dedico a la enseñanza (Primaria, por más señas) añadiría algún otro mandamiento sobre el tiempo que se les debe dedicar a los hijos, sobre el colegueo padres-hijos (especialemnte, si son hombrecitos), sobre las graciosísimas bromas cargadas de prejuicios sexistas, xenófobos, etc. (no sea que el chaval se críe sin sentido del humor)…
    Rigoletto

  2. don Emilio, me encanto su conferencia,lo escuche en las Hurdes,y espero que si por desgracia algun dia mis hijas cometieran un delito me gustaria que se cruzaran con alguien como usted. Un saludo tambien para Carlos que cuenta sus historias muy bien,y las hace amenas al lector.

  3. Soy madre y me dedico a la enseñanza, pero sobre todo tengo ojos en la cara para darme cuenta de que ese decálogo es el que se está siguientdo por una buena mayoría de padres y madres por evitar no sé qué traumas infantiles, o tal vez por comodidad, o porque no les queda tiempo para atender emocionalmente a su prole y luego los quieren compensar de esas maneras. Sea como sea, es bien cierto todo lo que dice usted en este post.

  4. hola!!! soy una granadina q vive en barcelona y estoy orgullosa de, cuando sale usted en la tv, decir «ese es granaíno!!!». siga usted como hasta ahora. a ver si coincidimos en alguna escapada a granada, tb nuestra casa aqui en barcelona es la suya. saludos

  5. Estoy enganchada a sus charlas desde que por mail recibí un .pps con algunas de sus «sentencias ejemplares».

    En cuanto al decálogo tengo mis reservas pues puede ser un arma de doble filo. Hablo desde mi experiencia así que puedo no ser objetiva y me puedo equivocar, si es así, rogaría me pusiese en razón. Gracias.

    El decálogo está genial, cuando se presupone que los padres realizan sus obligaciones, pero cuidado, porque muchos padres pueden agarrarse a él para pedir mucho más de lo que dan, porque al igual que los hijos, pueden estár bien enterados de sus derechos y no sus obligaciones.

    Tengo 35 años, soy la pequeña de 5 hermanos y el tercero se dedicó durante 10 años a pegar a toda la familia, tanto fué así que nos vimos obligados a abandonar la casa. Yo entonces lo odiaba porque era una cría, ahora no lo justifico, pero entiendo muchas cosas que pudieron ser el detonante de esa situación.

    Así,que en algunos casos esto puede ser un arma de doble filo pues muchos padres que son irresponsables se agarrarían a algún artículo para justificar sus irresponsabilidades. Un ejemplo :

    1. Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que le pida, así quedará convencido de que el mundo entero le pertenece.

    No había mucho dinero para los hijos (sólo comida y ropa que ella elijiera, claro) pero si para comprarse ropa, pinturas y zapatos. Eso sí, el tercero a veces le ganaba la partida (era su favorito) y conseguía ir un poquillo mejor que los otros 4. Si mi madre leyera este artículo se agarraría a él para seguir en sus trece.

    3. Cuando diga palabrotas ríaselas, esto le animará a hacer cosas graciosas.

    En mi casa nunca se rieron las palabrotas, eran como blasfemias.

    5. Recoja todo lo que él deja tirado…..hágaselo todo, así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.

    Mi madre hacía lo mínimo en casa, ibamos siempre con la ropa sin planchar, la casa un desastre…etc etc. Es de las personas que si le haces el favor una vez, ya te ha cargao el muerto para toda tu vida, con ello nos enseñó a hacer lo menos posible por nadie. ;). Y pondría esto como excusa, estoy segura para no cumplir.

    10. Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos, piense que todos ellos tienen prejuicios contra sus hijos y que de verdad lo que quieren es fastidiarle.

    Mi madre nunca se puso de nuestra parte en conflictos ajenos. Siempre estaban primero los de fuera y después los de dentro.

    Mi caso es particular. Pero abogo más por un equilibrio de derechos y deberes tanto de padres como de hijos. Seguir esto a raja-tabla es un arma de doble filo que puede llevar a una situación injusta cuando los padres no se responsabilizan de sus errores y se agarran a hacer lo contrario de estas reglas cuando les conviene.

    Habría mucho que debatir, sobre este tema. Sólo decir que cuando yo tenía 15 años, no comprendía la situación en mi casa, intentaba mediar y no entendía (en mi cerebro estaba el esquema familiar realizado por mis circustancias y eso me acarreó muchos problemas en la vida), ahora veo las cosas de otro modo y no culpo a mi madre pero tampoco la justifico, aunque viendo como trata a sus nietos entiendo muchas situaciones que yo he vivido. Y lo malo es que esta educación la ha aprendido otro hermano y se está repitiendo el esquema de mis padres.

    Hace poco una vecina me preguntó «¿y como siendo 5, ha salido uno tan malo y el resto no?», supongo que porque con nosotros hubo más equilibrio que con mi tercer hermano. Da igual en el sentido que fuera, tuvimos más «suerte». NO más.

    En cuanto a las culpas, escuché una frase una vez :

    «Si tus padres te educaron mal, la culpa es suya, pero si persistes, entonces la culpa es tuya».

    Agur.

  6. Hay un detalle que por más tonto que parezca es una gran lección de vida para mí.

    Mi padre siempre dice que las «gatas» son las mejores madres. He tenido algunas y las he observado criando. Cuando los gatitos son recién nacidos se matan por ellos y los defienden a muerte. Pero cuando ya saben andar y son capaces de valerse por sí mismos, cualquier agresión fisica del bebé a la madre es castigada con un gruñido por parte de ésta (gruñido, que no zarpazo), lo suficientemente fuerte para asustar al gatito, que se retira. Si este persiste en la agresión y es bastante grande entonces se lleva un amago de zarpazo. Ya si el bebé es adulto, cambian las cosas.

    Gran lección de vida. ;).

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