El día que Stephen Hawking visitó a su hijo, que estudiaba en la Universidad de Granada: «Mi padre ha venido para ver si hago los deberes»

 

Stephen Hawking, durante su visita a la Alhambra en 2001. Foto: González Molero

Hola, soy Carlos Morán, el compañero de blog de don Emilio. En 2001, los granadinos tuvimos la suerte de compartir unas horas con el científico Stephen Hawking, que acaba de fallecer. Agazapado en su silla de ruedas y con una voz metálica nacida de un ordenador no paró de dar lecciones sobre el Universo, pero también sobre el más acá. En realidad, él era una lección viviente. La enfermedad le arrugó el cuerpo, pero no el cerebro. Ni tampoco el sentido del humor. Una virtud que transmitió a su hijo Timothy, que por aquel entonces estudiaba Filología Hispánica en Granada. Según declaró el joven británico, el verdadero motivo de la visita de su padre no era científico, sino personal: «Ha venido para ver si hago los deberes».

Se nota que Stephen Hawking había leído el ‘Decálogo para formar un delincuente’ que ha hecho famoso don Emilio.

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