«Maestra, usted cuando era joven debió ser muy guapa»

 

 

José Ibarrola

Buenas, soy Emilio Calatayud. Decíamos ayer que la buena educación, como todo, también tiene que tener algún límite. Lo mismo pasa con el peloteo, que es algo que todos hemos practicado alguna vez (y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra). A veces, nos empeñamos tanto en halagar a alguien que conseguimos el efecto contrario. Os pongo un ejemplo real. Una alumna de Bachiller que, al parecer, quería sacar un sobresaliente en Filosofía va y le dice a la ‘profe’: «Maestra, usted cuando era joven debió ser muy guapa».

Respuesta de la ‘seño’: «Pues sí, no estaba mal. Por cierto, saluda a tu madre de mi parte. Ahora mismo me acuerdo mucho de ella». Ja, ja, ja.

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