Y la niña de los porros y los robos encontró su lugar en el mundo: cuidar a los ancianos

 

Buenas, soy Emilio Calatayud. El 80% de los niños que juzgamos y condenamos los jueces de Menores se rehabilitan con medidas en medio abierto, es decir, que no hace falta que los encerremos. Y en buena parte de los casos, la medida, la ‘condena’ para entendernos, les sirve para orientar su vida. Y eso es algo de lo que estamos muy orgullosos todos los que trabajamos  con menores infractores.

Aquí os dejo la historia de una niña de un pueblo de Granada que forma parte de esa mayoría que salen adelante. Así lo contó Carlos Morán:

«La niña más conflictiva del pueblo se dejó ver en público con su flamante bata blanca. Quería que todos supieran que había sido ‘condenada’ a atender a los ancianos de la residencia de mayores y que estaba orgullosa de hacerlo. La chica de los porros y los robos sintió la necesidad imperiosa de comunicar a sus vecinos que había encontrado su lugar en el mundo. La bata blanca era la bandera que anunciaba la victoria».

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