Plagas ‘silenciosas’ de piojos

No descubro nada si digo que en todos los colegios -públicos, concertados y privados- hay piojos, pero, y aquí viene lo curioso, nadie admite que sus hijos los tienen. Todos callamos. Es la ley del silencio. Hay miedo al estigma… o yo que sé. El resultado de esa conducta de silenciar el problema es que, al final, todos los alumnos acaban con las cabezas plagadas de liendres. Supongo que esto tendrá que ver con el hecho de que tener piojos, en otros tiempos, era sinónimo de suciedad y pobreza. Y nadie quiere parecer sucio o pobre. En realidad, no es así. No pasa nada. A cualquiera le puede suceder: rico, pobre o ‘mediopensionista’. El silencio y el disimulo solo sirven para que la epidemia se extienda. Y dejo de escribir de piojos porque, cada vez que abordo este asunto, me pica la cabeza… Es automático, oiga.

3 Comentarios

  1. Lo cierto es que los piojos prefieren una cabeza limpia a una cabeza sucia.

    En los Países Bajos, un comando de madres examina las cabezas de todos los niños de la escuela al inicio del curso y después de cada vacación. Si hay piojos, se repite la inspección al día siguiente, y así hasta que no queda un solo piojo la cabeza de ningún niño.

    El problema se reconoce, se pone remedio y santas pascuas. Ni vergüenza ni tonterías. Un niño puede tener piojos sin que nadie vaya por ahí diciendo: «Esa, esa es la madre del niño que tiene piojos».

  2. Estimado señor Calatayud. Estimado señor Mora. Estimados lectores. Hoy, más que comentar en el blog casos particulares, quería expresar mi ilusión por escucharle en persona. Tenía previsto ir este jueves 8 de noviembre a Mijas (soy de Fuengirola). Pero me será imposible.
    Tengo que decirle que la primera vez que escuché una de sus sentencias me «impactó» positivamente. Desde entonces he sido fiel seguidora de ellas. Y debo decirle que le veo algo así como un «padre» que alecciona a sus «hijos» y les muestra el camino que deben seguir para no volver a perderse.
    No digo que el resto de los jueces de menores no hagan su trabajo y sigan las leyes, que lo harán. Pero creo que su forma de hacerlo abre una nueva ventana a estas personas que por el motivo que sea han cometido una falta o un delito. Hoy en día, hay muchos debates al respecto. Y según las experiencias personales y las formas de ver la realidad sus métodos resultan más o menos efectivos a simple vista.
    Actualmente, asisto como público al prorgama de Jesús Vigorra. Hace unos días les propuse que le invitaran. Me dijeron que ya lo habían hecho pero que está bastante mal de tiempo. Le ruego, como lo habrán hehco ellos, que si en algún momento tiene un momento en su agenda, asista y nos muestre cúal es su visión de los jóvenes «delincuentes». La sociedad ahora más que nunca necesita escuchar a alguien como usted. Y creo que este programa es una oportunidad para que mucha gente lo haga.
    No obstante, me informaré de sus próximas conferencias para ver si puedo escucharle personalmente.
    Un cordial saludo.
    C.D.

  3. Me parece muy apropiado (y muy gracioso a la vez) lo que dice Fuego Negro del sentimiento de culpa y rechazo que creen algunas madres que sentirán, por parte de los demás, si se sabe que sus hijos tienen piojos ¡Pero es que lo peor de todo es que sí habrán personas que rechazarán a quien tenga o haya tenido piojos!

    Sólo puedo decir que quien esconde imprudentemente estas cosas sobre sus hijos es por falta de información, o dicho más llanamente, por ignorancia.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.