El PP y la reforma de la Ley del Menor

 

El PP ha avanzado hoy algunas de sus propuestas para reformar la Ley del Menor. Las ideas ya aparecen más matizadas. Ya no sólo se habla de rebajar la edad penal y endurecer las condenas para los menores. El PP habla ahora de que los menores de entre 12 y 14 años que cometan delitos graves entren en un «itinerario de reinserción». La música ya va sonando mejor. En este sentido, en Andalucía y en otras comunidades ya hay alguna experiencia al respecto y están funcionando muy bien. A ver si hay posibilidad de que nuestros políticos se pongan de acuerdo en esto.

La noticia dice así: «También el grupo popular quiere modificar la Ley del Menor, y así lo expresará en el Congreso, en la tramitación de la reforma del Código Penal. En palabras de Soraya Saénz de Santamaría, el PP ya había precisado algunos aspectos a revisar, como agravar la responsabilidad penal de los mayores que cometen delitos sobre menores o valiéndose de ellos o incidir en la prevención de las actuaciones de abusos sexuales. Pero ahora, los populares pretenden ir más allá y ampliar la vigencia de las medidas impuestas a los menores que cometan delitos muy graves, así como facilitar la reeducación de los menores de 14 años.

La portavoz del grupo del PP ha destacado que su partido quiere que los chicos y chicas entre 12 y 14 años, tras cometer delitos graves, puedan entrar en un «itinerario de reinserción» en el que se coordinen comunidades autónomas y ayuntamientos.  Igualmente los populares buscan endurecer las medidas para que se dé una menor discrecionalidad.

 

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1 Comentario

  1. Me parece magnífico lo del «itinerario de reinserción» para los menores de entre 12 y 14 años, aunque yo bajaría algo más la edad.
    Lo que me pregunto es si no sería necesario incluir en ese «itinerario» acciones a realizar con los padres de los menores.
    Cuando un menor de esas edades delinque y además gravemente, cabe achacar una apreciable parte de la responsabilidad a quienes deberían haber velado por la educación integral del menor, sin delegarlo todo en las instituciones educativas, en la buena suerte en la elección de amistades y referentes de conducta o en el «yo le doy todo lo que puedo: no se que más puedo hacer».
    Mi experiencia (bastante amplia en el trato con menores) me dice que en un altísimo porcentaje de casos, detras de una conducta anómala y no digamos ya delictiva de un chaval encontraremos familias desectructuradas o bien progenitores «tan ocupados» que dan a sus hijos muchas cosas materiales pero practicamente nada de su tiempo,

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