Instituciones. Servicios. Personas. (Hacia una deshumanización de los ayuntamientos)

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El escudo y la bandera de un ayuntamiento suelen definir la esencia de la institución, recoger su pasado y puede que apuntar su futuro; aunque son pocas las que reflejan en sus símbolos la esencia de sus valores, lo que la hace moverse, renovarse, mejorar.
No es casualidad que la bandera del Ayuntamiento de Jun lleve integrado un código binario, que éste esconda un mensaje o que la palabra oculta tras él sea “amor”. Porque lejos de lirismos y bagatelas, lo que ahí se reflejan son los auténticos valores que mueven a la entidad: Innovación, creatividad y pasión. Sin embargo, la institución por sí sola no respira, ni late. Cobra vida con las personas, TODAS las personas que se encuentran a un lado y otro del mostrador, de la camilla, del ordenador, del libro o del balón, porque es en este intercambio personal donde la institución se humaniza y cobra sentido. Por ello los programas de prestación de servicios a la ciudadanía son claves, porque representan nuestra razón de ser, porque satisfacen necesidades reales y se piensan, se diseñan y se llevan a cabo para cubrir carencias y contribuir a la mejora de una sociedad que conocemos. Los ayuntamientos son las administraciones de mayor proximidad, a las que primero acude una persona por delante de otras de ámbito provincial, regional y estatal y esto tampoco es casualidad, ya que es en los ayuntamientos, especialmente en los medianos y pequeños, donde se atiende a vecinos, a usuarios, no a clientes, con la cercanía y el trato que demandan. Evidentemente, esta atención cercana, no solo no está reñida con la profesionalidad, sino que supone un compromiso añadido que obliga al empleado público a apostar de forma decidida por una mayor autoexigencia, reciclaje, mejora continua y búsqueda de la excelencia en su puesto de trabajo.
Esta implicación de trabajadores (personas) con usuarios (personas) en todas y cada una de las áreas, para nada se corresponde con la imagen del empleado público conformista y aletargado que se proyecta desde algunos sectores, y lo vamos a demostrar.
Para ello, realizaremos un recorrido por todos y cada uno de los puestos de trabajo, con el fin de comprobar el volumen de servicios que se prestan, su dinamismo, su frescura y cómo conectan con las personas, sus necesidades, sus aficiones y sus apuros. Además, desde la óptica de cada puesto nos haremos la siguiente pregunta: ¿Cómo afectaría a los ciudadanos que este servicio dejara de prestarse por el Ayuntamiento?

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